22.10.09

El pitido y su dulce consecuencia

Sin darse cuenta, casi termina siendo devorado por ese silencio que arrasa con todo lo que ve. Y mientras sentía que aquel pitido característico de la omisión le perforaba el oído, hizo la analogía perfecta, como si del cielo le hubiese caido en forma de idea una radiografía de sus sentimientos: se veía a él mismo, parado en la mitad de la calle, frente a un auto que se desplazaba hacia él a una altísima velocidad; sin embargo, estaba pegado al piso, clavado por el peso de las inseguridades autoimpuestas y también las sociales, que en el fondo eran las que más lo frustraban. Estaba cansado de dar, de correr hacia una nube estando en la tierra, atrapado por el peso de la gravedad. Deseaba caminar en otro lado, perderse entre letras que le dieran esperanzas nuevas; quería recibir el soplo violento de un objetivo nuevo en su vida.
El pitido cesó de un segundo a otro, y su mente pudo recapitular las ideas surgidas, bautizando a ese pitido como a una fuente de inspiración. Fue como si el silencio se hubiese materializado en un animal gigante, y él, dentro de la boca de ese animal, fue una pesadilla permanente que logró convencer al monstruo de que la mejor decisión era dejar a su prisionero libre, escupiéndolo.
Ahora, después de sacudirse de toda la saliva que quedó impregnada en su piel, como si fuera un petróleo espeso y oscuro, respira hondo y se arregla para salir. Sabe que afuera hay algo esperándolo, un objetivo tácito que con la sola sospecha de su existencia lo levanta del suelo, invitándolo a buscar un refugio. Llámenlo vocación, idealismo o esperanza, como quieran. Sea lo que sea, es una razón que basta para levantarse en la mañana, mirarse al espejo, y afeitarse para enfrentar bien el día con buena cara.

1 reacciones:

Anonymous said...

El momento de quiebre, el punto de inflexión que conecta ésta realidad mundana con un poco de iluminación y nos revela motivos que van creando el camino.
No sabes lo bien qué lo comprendo !

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