23.11.09

Ambivalente

Desperté con un sabor espiritual distinto, como si el cielo le hubiese pedido prestada la forma a días antiguos, y quise salir. Salir y ver desde otro lugar cómo el cielo muta desde su color celeste característico hasta el más petróleo de sus azules. Quise escuchar nuevas frases que me sacudieran de este extraño sentir. Pero mis pies no me llevaron a ninguna parte, condenándome al menos por algunas horas al sino de este dicotómico sabor.

18.11.09

Política, relaciones sociales y algo más

No queda más que el humo volátil, vaho silente de un diálogo a medias. Pisadas repartidas por las calles de una ciudad destruida por el deseo colectivo de cagar al vecino, en un afán absurdo de cubrir inseguridades.
No les queda más que arrepentirse, al par de soñadores. Desde un principio debieron entender que ir en contra de una masa social impregnada de egoísmo es imposible. Llevar a cabo empresas de ese tipo (y de cualquiera) suele llevar a la decepción. Lección de oro para aquellos que escuchan y promulgan ideales.
No les queda más que pedir perdón a los niños y jóvenes que decidieron unirse a la cofradía. Porque no es inocente aquel que peca de ignorante, eso ténganlo por seguro.
No queda más que aceptar que no sirven los corazones blandos en una guerra mundial de aspirantes a superhombres.
No queda más que abrir la boca y recibir las cucharadas de sal que dichoso te echa en la boca el maestro, el carabinero, el juez, el cura, el conductor de micro, la embarazada del metro y todos esos personajes incidentales que sólo contribuyen saboteando tu paz mental.

Y me voy a caminar, esperando encontrar la respuesta libre a una pregunta abierta.

17.11.09

Ácaros

De vez en cuando me da por conceptualizar ciertos aspectos de mi vida, como si con eso lograse un supuesto orden en mi habitación mental, soplando la tierra de los libros y pasando un paño por las ventanas. Meto situaciones varias a cajas etiquetadas con distintos plumones y títulos creyendo que eso me dará paz. Sin embargo, sé que sólo consigo esconder la basura debajo de la alfombra. El bulto se ve, es evidente y me perturba.

11.11.09

las radios debería regalarlas el estado

un cigarro y empiezo. todavía es temprano. sí... aún no cruzo la barrera de las veinticuatro horas, todo puede esperar. no me interesa si me atraso. el único perjudicado soy yo. no sé si me guste esa idea, no sé si me guste alguna. sólo sé que me pesan los ojos y que es temprano, muy temprano... temprano para mi inexperiencia, para la música que aún no logro oir y para la que todavía no afino mi oído. finalmente, todo es música. estamos construidos en base a acordes, notas y mezclas que no entiendo pero que sé reconocer cuando son buenas. buenas, pero buenas de adentro, conmovedoras, finas y frágiles.
es un derecho. un deber. una oportunidad que debería garantizar el gobierno: cerrar los ojos y dejarse llevar por un montón de notas que midan un metro ochenta y te lleven cual río hacia el mar.
el mar... sí, desconectarse hace bien de vez en cuando, y las radios debería regalarlas el estado.

9.11.09

Azar

Un enanito baila en el cable del teléfono y me recuerda lo rico que se siente cuando faltan hilos conductores entre los hitos de la vida. Es como si nosotros, pequeñas pulgas en el perro/mundo, fuéramos viviendo situaciones y saltando de isla en isla, encontrándonos con paisajes y climas que no paran de sorprendernos. Suena atractivo, pero lo es sólo hasta que aparecen los animales salvajes: cocodrilos, cuervos y manatíes asesinos de diversos colores que quieren un pedazo de ti para llenar sus vacios estómagos.

8.11.09

Respuesta a la abulia

Me cansé de la nostalgia y de todos sus olores y sabores. Me cansé del suicidio lento, de la autodestrucción y de la certeza de que no vendrían tiempos mejores.
Me cansé de las predisposiciones, del prejuicio que como costra de cemento se me pegó en la cabeza.
Me cansé de escribir sin tener algo que decir, o sin querer darme cuenta de que sí hay ideas que me pican. Ahora estoy lleno de esa alergia, y no hay lugar del cuerpo que no me diga tienes algo que decir.

2.11.09

Todos por un mundo mejor

Anoche, a las 2 de la mañana, tomé una micro junto a un gran amigo. La micro se demoró en pasar, y eso que estábamos en Plaza Italia, donde la fluidez del transporte debió ser mayor un sábado por la noche. Ahora que lo pienso las micros pasaron, pero no las tomamos por dos razones: la primera, porque nos equivocamos de paradero; y la segunda, porque dentro de tanta conversación (des)constructiva sobre nuestros líos existenciales no las vimos. En fin, eso no tiene importancia para la historia que quiero contar ahora.
El punto es que la micro llegó, nos subimos, y vi en la parte de atrás a un conglomerado pacifista-marxista-hippie-moderno que sostenía una pancarta que decía "todos por un mundo mejor". La vi y, sin dudar, a punta de codazos me moví para alcanzarlos.
Me tomaron por sorpresa en un momento donde mi cabeza se movía ambivalente entre el idealismo y el pesimismo. Supongo que por eso me llamaron tanto la atención.
Una chica del grupo se me acercó y le di cien pesos. El mensaje de la pancarta me llegó, así que sentí que merecían mi humilde cooperación.
Sonriente me puse al lado de la puerta de salida, con mi amigo (que por cierto se llama Daniel) al frente. Ahí fue cuando, entre tantos desahogos que al pobre le ha tocado escuchar, empecé a desarrollarle mi idea fatalista de cómo sería mi futuro, y de las ataduras que no me permitían hacer/decir lo que quería.
Sí. La idea era larga, y antes de que terminara de vomitarla se me acercó otro de los chicos de la pancarta, y me dijo:

- No trates de hacerlo, hazlo.

Después de decirlo se bajó de la micro. Su aparición fue como la de uno de esos ángeles cinematográficos que uno ama/odia y que secretamente ansía que aparezcan, para que iluminen un poco el caminito zigzagueado que nos hacemos cada día. Cuando me bajé en San Martín, sentí que una pequeña porción de mi disposición frente a la vida había cambiado. Pero, insisto, sólo una pequeña porción.
 

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