2.11.09

Todos por un mundo mejor

Anoche, a las 2 de la mañana, tomé una micro junto a un gran amigo. La micro se demoró en pasar, y eso que estábamos en Plaza Italia, donde la fluidez del transporte debió ser mayor un sábado por la noche. Ahora que lo pienso las micros pasaron, pero no las tomamos por dos razones: la primera, porque nos equivocamos de paradero; y la segunda, porque dentro de tanta conversación (des)constructiva sobre nuestros líos existenciales no las vimos. En fin, eso no tiene importancia para la historia que quiero contar ahora.
El punto es que la micro llegó, nos subimos, y vi en la parte de atrás a un conglomerado pacifista-marxista-hippie-moderno que sostenía una pancarta que decía "todos por un mundo mejor". La vi y, sin dudar, a punta de codazos me moví para alcanzarlos.
Me tomaron por sorpresa en un momento donde mi cabeza se movía ambivalente entre el idealismo y el pesimismo. Supongo que por eso me llamaron tanto la atención.
Una chica del grupo se me acercó y le di cien pesos. El mensaje de la pancarta me llegó, así que sentí que merecían mi humilde cooperación.
Sonriente me puse al lado de la puerta de salida, con mi amigo (que por cierto se llama Daniel) al frente. Ahí fue cuando, entre tantos desahogos que al pobre le ha tocado escuchar, empecé a desarrollarle mi idea fatalista de cómo sería mi futuro, y de las ataduras que no me permitían hacer/decir lo que quería.
Sí. La idea era larga, y antes de que terminara de vomitarla se me acercó otro de los chicos de la pancarta, y me dijo:

- No trates de hacerlo, hazlo.

Después de decirlo se bajó de la micro. Su aparición fue como la de uno de esos ángeles cinematográficos que uno ama/odia y que secretamente ansía que aparezcan, para que iluminen un poco el caminito zigzagueado que nos hacemos cada día. Cuando me bajé en San Martín, sentí que una pequeña porción de mi disposición frente a la vida había cambiado. Pero, insisto, sólo una pequeña porción.

1 reacciones:

Nicole said...

el tema de devanarse los cesos no telleva a ninguna parte
nos quedamos quietos por precaución, pensamos mucho por lo mismo y al final todas esas horas de concentración terminan en "no, mejor no"
nos desvivimos pensando en los pro y los contras, en todas las ataduras que suponemos, y finalmente quedamos atrapados, amordazados
si pensaramos menos en lo que va a pasar, y dejaramos que pasara tranquilo, estoy segura de que no sufririamos del colon

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