30.12.09

Adiós momentáneo

En menos de 12 horas me regiré por un código postal distinto. Sentiré los kilómetros pasar debajo de mi débil cuerpo. Y aunque mi viaje sea sólo por unos pocos días, espero que sean los suficientes como para quitarme este malestar desagradable del estómago. Es esa ansia maldita, ese miedo, esa mezcla de sentires que no deberían ser, pero que mi ser masoquista potencia a no poder más. No sé si lo hará en busca de inspiración. Sencillamente no lo sé. Pero lo hace, y quiero dejar de depender del café para bajarles la intensidad.

Hoy no quiero, ni puedo, escribir bien. Tengo demasiados parches y censuras como para hacer que esto suene bien. Sólo quiero viajar, y bajar la ventana para que el viento me vaya desprendiendo las heridas de la cara. Lamentablemente no puede quitar las internas, pero algo es algo.

1 reacciones:

Dorian said...

pero diego, si es genial cuando el hablante está reprimido. no pones todo sobre la parrilla y hay más espacio para la interpretación... sobre todo en la narrativa; los poetas somos unos emo que sí lo decimos todo :S

me gustó harto esto. me recordó (no sé por qué) a María Luisa Bombal

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